sábado, enero 17, 2009

El Emperador esta en pelotas





Quiero gritarlo. Que lo escuchen todos. Soy el chico que le dice al Emperador que esta desnudo, lo embaucaron, los sastres más hábiles del mundo le cobraron fortuna por una fantasía, por telas que sólo los inteligentes pueden ver.

Esa metáfora, o metonímia, o como le quieran decir, representa lo que muchas veces pasa con el arte. Andersen lo expreso de una manera poética, caricaturezca, pero impecable. Alguien decide que un punto rojo en el medio de un lienzo blanco es arte porque lo hizo un taiwanes que se puso de moda en ciertos círculos de la alta sociedad parisina, y de golpe ese punto se convierte en una obra sublime que refleja el despojo del ser humano en la sociedad inmersa en la alienación generada por internet. LAS PELOTAS! Es un punto rojo de mierda que le llevó quince minutos hacerlo. El problema es que nadie de todos esos supuestos eruditos del arte se atreve a decirlo porque temen ser excluidos del "Little Circle of Trust" de su grupo de pertenencia. Tienen terror de que sus pares les digan que no entendieron el concepto de la obra, el mensaje del artísta, tan evidente para ellos.

Me encantaría apelar a la sinceridad, a quitarle preconceptos y prejuicios, malos y buenos al arte y apreciarlo como lo que se tiene delante, sin agregarle a la obra la historia o los éxitos anteriores del artista, porque puede ser un iluminado, pero a todos los iluminados de vez en cuando les cortan la luz y hacen sus obras a la luz de una vela, que con una ventizca se puede apagar sin que lo noten.

jueves, enero 15, 2009

Apropiación de sentimientos



Volvíamos con Mariano de vaya a saber qué fiesta. A mí me costaba un poco más caminar; lo se porque tuve que recurrir a inclinar mi cabeza hacia adelante y dejar que el propio peso craneal me impulsara a avanzar para no caerme. Mariano es de los que tiene menos aguante para tomar y evitaba las gastadas siempre con la misma frase:

- Boludo, ¿qué mas quiero?, ¡me pongo en pedo con dos mangos!

El lugar exacto donde ocurrió todo es una incógnita. Creemos que fue cerca de Empire, la confitería con una réplica del Empire State en el techo, que si bien es muy berreta, no podemos dejar de mirarla aunque sea un segundo cuando pasamos con el colectivo por Cabildo.

Alguien, que no recordamos, nos había dejado cerca. Tenemos una vaga idea de quién pudo ser, porque todos sabemos quién dentro del grupo es de los que nunca nos llevan hasta casa, sino que nos dejan donde a ellos les viene bien. Si por algún error divino se desvían un par de cuadras para no dejarnos en el medio de una villa, nos lo recordarán cada vez que suban a nuestro auto en el futuro, para asegurarse el aventón a la vuelta.

Caminamos un par de cuadras esquivando las manguereadas de los porteros y buscando un kiosco para comprar algo de comer, mientras tratabamos de reconstruir los huecos de lo que fue la fiesta.

- ¡Que buena estaba la conchuda esa! ¡Viste cómo me bailaba!
- Sí, estaba como loca, te la pedía a gritos. ¿Qué pasó que no se la diste?
- Nada, estabamos bailando re excitados, me la estaba apoyando a morir, cuando arrancó "Azul" de Cristian Castro y la mina salió corriendo a bailar con la amiga. Me fui a servir otro cuba y cuando volví no la vi más. Igual le saqué el msn.
- ¡Que buscona! Mandale un mail mañana y dasela.
- No, mañana no da. Le mando el miércoles o jueves. Sino sabe que estoy entregado y se va a hacer la linda.
- Es cierto. Son todas igual de zorras. ¿Cruzamos a ese kiosco?

Justo antes de cruzar, al acercarnos a la esquina vimos una paloma en el suelo, quieta, parecía acostada, nos llamó la atención. Mariano se acercó hasta quedar prácticamente encima.

- Boludo, esta hecha mierda.
- Sí, pero mira, parece que mueve la patita, creo que todavía esta viva, dije sorprendido. Pobre, ¿qué hacemos?
- ¿La pateo? Dijo entre risas.
- Dale forro, ¿cómo la vas a patear?
- Estoy jodiendo, pero no la podemos dejar así.
- ¿Y qué queres hacer?
- ¿Le piso la cabeza para terminar su sufrimiento?
- Estas en pedo, pero si te animas hacelo. Cagón.

Acto seguido, sin pensarlo dos veces, veo a Mariano levantando su pierna lo más alto que pudo sobre la cabeza, que se movía cada vez menos. Ahí yo pensaba: Este desquiciado realmente va a aplastarla. encima esta tan mamado que seguro se resbala y se rompe algo. Tendríamos que haber tomado un taxi, todo esto me pasa por laucha.

Bajó la pierna con toda su fuerza, casi saltando, el pie cayó seco y se escucho un ruido como si rompieras un paquete entero de Criollitas. Fue como una inyección de adrenalina directa al corazón del avechucho, instantáneamente empezó a tratar de levantar el pie que la aplastaba con sus patitas. Me quedé duro viendo cómo se le enganchaban las garritas en las zapatillas de Mariano y agitaba las alas desesperadamente, en un intento por zafarse. Mientras yo pensaba: - Si no fuera tan boluda como dicen, ahora debe estar preguntándose quién la mando a tirarse a descansar un rato en el medio de la vereda.

En cuanto vimos la reacción del pobre bicho, Mariano abrió los ojos con cara de absoluta sorpresa y me miraba buscando alguna solución al quilombo en que se había metido. La expresión pasó de: justiciero que llegó para acabar con el sufrimiento de un ser vivo, a cara de: “Que cagadón me mande”.

- Negro, ¡sos un pene! Estaba viva, ¡recontra viva!
- ¿Y yo qué sabía? Ahora la tengo que terminar de rematar para que no sufra más.
- Sí, que no sufra por lo que le estas haciendo vos hijo de puta. Mirala, esta como loca.
- Sí, me quiere levantar el pie con la patita, que asco boludo.

En eso vimos que se acercaba un patrullero. Como no había nadie en la calle y los canas estaban más al pedo que un electricista en una comunidad Amish, acercaron el auto con el clásico “bocinazo” de sirena, avisandonos que fuimos descubiertos haciendo alguna cagada. El poli acompañante bajó la ventanilla y lo ve a Mariano, con todo el peso de su cuerpo en la pierna derecha y debajo de su pie, una paloma que perfectamente podría haber estado comiendo miguitas del piso unos segundos antes, porque todavía tenía más vitalidad que nosotros dos juntos.

- ¡Señor, ¿cómo va a pisar así una paloma?!

Buscando la empatía del oficial Mariano apelo a los sentimientos, a explicarle a la autoridad que en realidad la situación no le generaba placer alguno, sino que, sería una huella imborrable en su memoria. En un rapto de “lucidez” dijo:

- ¡Te juro que me duele más a vos que a mí!

Yo estaba ahí, parado sin emitir sonido, tratando de entender lo que acababa de decir, pensando que si el cana se detenía por un segundo a procesar la frase, nos llevaba, o por borrachos, o por querer tomarlo por boludo. Pensé en tratar de interceder, pero sabía que no tenía forma de explicar algo que fuera entendible o medianamente creíble porque cada dos palabras una se me patinaba y la otra directamente no se entendía. Era apagar un incendio con alcohol, literalmente.

El policía hizo una pausa. Puso una expresión rara. Miró a su compañero buscando que alguien le explique si le estaban hablando en serio, o si dos pendejos que salieron a pisar palomas después del boliche, lo estaban gastando. Después de unos segundos, eternos, prefirió no decir nada. Le hizo una seña a su compañero y siguieron viaje. Imagino que al rato pararon en una panadería a manguear media docena de bolas de fraile y mientras las comían charlaron de lo locos que están los chicos de hoy en día.



C.P. (testigo encubierto)