lunes, diciembre 21, 2009

Intervención a Clarice.

“En ese núcleo tengo la extraña impresión de que no pertenezco al género humano.

Hay muchas cosas por decir que no sé cómo decir. Me faltan las palabras. Pero me niego a inventar otras nuevas. Las que ya existen deben decir lo que se consigue decir y lo que está prohibido. Y lo que está prohibido lo adivino. Si hubiese fuerza. Más allá del pensamiento no hay palabras: se es. Mi pintura no tiene palabras: está más allá del pensamiento. En ese terreno del se es soy puro éxtasis cristalino. Se es. Me soy. Tú te eres.”
Agua Viva, de Clarice Lispector

Y al ser, sin más, nos sacamos la pesada carga de entender. Entender(nos). Somos un silencio, una ausencia de voz. No quiero, me niego a traducirnos en un lenguaje que no nos representa. Forzado. Somos esto que se ve y se toca, pero no se dice.
Estoy en blanco, para que me reescribas, sin palabras, para que me sientas, sin pensarlo. Respiramos un aire ausente del resto.
Siento una unión entre la no palabra y la forma. Cuando no sé cómo decir lo que siento, me veo forzado a pintarlo. Esto que ves y no entendes, somos nosotros.

martes, diciembre 15, 2009

Subtitulado




— ¿Películas?
— Uh, no, soy malísima, apenas las veo me olvido de qué se trataban.
— Y, sí, no se por qué pero a las mujeres eso les pasa bastante (la puta madre, no lo puedo creer, mejor ni le pregunto por Los Simpsons). Y, contame, ¿qué música te gusta? (por favor tirame una soga)
— La verdad que me pasa un poco lo mismo que con las películas, como que escucho algo que me gusta, pero nunca me acuerdo los nombres de los grupos. Escucho un poco de todo.
— Pero a ver, si te dan a elegir para poner en el auto, ¿qué preferís? ¿Reggeaton, cumbia, ochentas? (llega a decir reggeaton, me levanto y me voy)
— Y, qué se yo, Madonna, Shakira, música de los ochentas.
— ¿Y Depeche ponele? (a ver si pegamos una)
— Sí, me gusta, tiene algunos temas muy buenos. Lo que me re gusta son los juegos, en general, juegos de mesa, cartas. El casino me encanta, y cada tanto voy con mamá al bingo. Nos re divierte.
— ¡Que bueno! (me quiero matar, pero/ a remarla). A mí también. Con mis amigos nos juntamos a jugar al poker bastante seguido, me compre un maletín con fichas y todo (no gasto guita en comprar fichas ni loco, pero con esa la rompí)
— ¡Uh, que genios! Me encanta el póker. Si no tenés miedo de perder con una mujer, un día podemos jugar.
— Jajajaja por favor. No tenés chances de ganarme (ya esta, tengo la excusa para que la próxima se venga a casa, aaaadentro).
— Cuando quieras. Vas a ver que te gano.
— Sí, claro. ¿Querés otro cuba? (se toma dos más y hoy terminamos jugando al tute en casa)
— ¿Y si mejor vamos un rato al bingo? En el de Caballito el pozo ya esta arriba de cien mil pesos.
— Bueno, dale, vamos un rato y nos pedimos el cuba allá.
— Dale buenísimo, que copado que también te guste el bingo. Sos re pilas
— Obvio, esta buenísimo el bingo los sábados (la que me estoy fumando, por Dios. Por más que se hagan las seis de la matina, hoy me la llevo a casa carajo, y mañana la borro del msn, y del facebook). Flaco, ¿me traes la cuenta por favor?


martes, diciembre 01, 2009

FELIZ CUMPLE!!



Elijo el papel, y este lugar, una iglesia, para hablarte y hablarme. Para perpetuar recuerdos que hoy siento vivos, aunque de a ratos se alejan. Las patadas voladoras de Titanes, o colgarme de tu pierna como el Hombre Vegetal. Las cosquillas que me retorcían de la risa, antes de que me llegaras a tocar. "Christián ¡bandera!" gritabas desde el costado de la cancha, hasta quedarte sin voz, pero lleno de orgullo. "El primero que habla pierde", me decías para que te dejara dormir la siesta. Igual, la mejor, era la de que tenías que probar una almohada nueva. Creo que me avivé la tercera vez que me lo hiciste, pero te dejaba seguir sólo porque disfrutaba ver tu sonrisa de felicidad, mientras te acomodabas para dormir.

Quiero gritar en silencio a los cuatro vientos, que me haces falta. No la falta cotidiana, sino la falta profunda, la de estar ahí, con el oído atento y las palabras justas. Con las lecciones repetidas, y una sinceridad que te rebalsaba, hasta tapar por completo lo que conocí después.

Sabes que nunca fui de hablar con El, no siento que sea sincero empezar ahora. Si esta ahí, estoy seguro de que ya estuvieron charlando un rato. Te habrá cagado un poco a pedos, y felicitado otro tanto. Me cuesta entender todo lo que nos unía y lo poco que nos separaba. Mis barreras, y una distancia tan próxima. Las barreras fueron obra mía, pero tendrías que admitir que los dos colaboramos con los materiales.

Quizás también sea una buena manera de excusarme, de patear la pelota afuera, de puntín, y con una bronca que no me entra en el cuerpo.

Te quiero hablar con el corazón en la mano, pero temo que si lo agarro, lo voy a apretar con tanta fuerza que reviente. ¿Nos volveremos a ver? Nos debemos un buen abrazo, de esos que nunca nos dimos, capaz porque no era de machos (y vos con eso eras especial), o simplemente porque las barreras estaban bajas desde hacía un rato. Como sea, el abrazo te lo guardo.
Christián.
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