domingo, diciembre 24, 2006

Sorpresa con preaviso

No saber lo que viene,
como novela de Agatha Christie.
Pensar, mirar, analizar,
el sinsentido de necesitar
encontrar un motivo.
Por qué, cómo, qué pasó,
esto los tomo desprevenidos
como tormenta tropical
a sereno en un faro.
Pueden no gustarte las sorpresas,
pero no dijiste lo mismo aquel 6 de enero
cuando los reyes te dejaron la patineta
donde habías dejado el pastito y la sidra.

Todo fue medio de golpe.
De repente
era como tener los minoculares al revés
estirabas la mano y estaba ahí,
pero la veías demasiado alejada
como para tratar de acercarte
y abrazarla
si, abrazarla como un pulpo,
en su lugar sólo pudiste tirar la tinta y escapar
La carta evita tener que mirar a los ojos, no?

Ahora la que te mira es su foto,
podes sacarla de la habitación,
pero el exilio no le impide asediarte.
La ves con tus ojos cerrados,
tratando de conciliar el sueño,
o la pesadilla.

Tarde o temprano vas a revolver los cajones,
por algún lado tenes esa agenda vieja
con tarea de la facultad
y con el teléfono de sus viejos.

No pienses,
no dudes,
no sabrás si estas haciendo bien,
pero se deben un café,
o un nesquik con vainillas.

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